Como muchas pequeñas, yo también soñaba con cuentos de hadas.
Hasta que esa ilusión se rompió y vi de primera mano lo cruel que puede ser la vida.
Ahora solo deseaba que mi pesadilla terminara.
La vida que conocía dejó de existir mientras sufría a manos de mi madrastra, que me odiaba.
Luché por escapar, y una vez que lo hice, pensé que la vida volvería a ser normal, pero eso no podía estar más lejos de la realidad.
La tragedia estaba tejida en mi torrente sanguíneo, escondida en mi estructura de ADN. Tuve una pizca de paz antes que todo se fuera al infierno de nuevo...
Me topé con los hombres que fueron enviados a asesinarme.
Se convirtieron en mis atormentadores hasta que apareció alguien de mi pasado.
En lugar de matarme, hicimos un nuevo trato.
A cambio de ayudarme a reclamar mi imperio de nuevo, me querían como pago.
Confié en ellos hasta que me traicionaron. Blancanieves tuvo su felicidad para siempre... ¿Pero yo? Me pregunto si alguna vez tendré la mía.
