¿Qué te hace feliz?
Esa fue la pregunta que Emery Reed me hizo el día que nos conocimos, y no pude darle una sola respuesta. Podría haber dicho mi perro, o mis libros, o yoga, pero solo me quedé mirando.
Y luego, me subí a su auto.
Era una locura hacer un viaje por carretera con un desconocido, pero después de años de estar inmóvil, él era mi boleto de ida a una nueva vida, y no me lo iba a perder.
Compartíamos el mismo espacio, el mismo auto, la misma habitación de hotel, y, aun así, éramos extraños. Un día nos reíamos y al siguiente no hablábamos. Emery estaba rodeado de muros impenetrables, pero yo quería entrar.
Descubrir su diario lo cambió todo.
Leí sus pensamientos, palabras que no significaban nada para los ojos de nadie, y cuanto más aprendía de él, más fuerte me enamoraba. Resultó que nada hacía feliz a Emery Reed, y yo quería cambiar eso.
Me gané su confianza violando su privacidad, y por muy equivocado que fuera, funcionó... hasta que una entrada reveló una oscuridad que no sabía que existía, un temporizador que no sabía que estaba en marcha.
De repente, lo que me hacía feliz era salvar a Emery de sí mismo.
Solo que no sabía si podría.